El estrés nos ayuda a superar problemas y riesgos, pero si se prolonga en el tiempo suele ser una importante causa de enfermedades y trastornos y el primer sistema afectado es el sistema inmunitario. En situaciones como las catástofres naturales, separación o divorcio, pérdida de un ser querido, problemas económicos, mudanza... se genera estrés. Una misma situación puede ser mucho más estresante para una persona que para otra, ya que las demandas de la situación dependerán de la valoración subjetiva que cada uno realice sobre cómo dicha circunstancia afectará a sus intereses. Del mismo modo, además del carácter personal según el cual cada uno será capaz de encajar una mayor o menor cantidad de estrés antes de que le ocasione problemas graves, el tiempo de exposición al estímulo estresante también condicionará su vulnerabilidad ante el mismo.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Comenzamos por la actitud, el reposo y las técnicas de relajación, los cambios en la vida sedentaria (te aconsejo ejercicio moderado, pero constante). También es importante prestar atención a los hábitos alimentarios, reduciendo excitantes como el café, eliminando el alcohol y el tabaco.  No conviene comer en estados de estrés o nerviosismo y también evitar alimentos como la bollería, el chocolate o muchos aditivos alimentarios. Evitaremos asimismo todo tipo de carnes, embutidos y alimentos preparados.

El estrés hace consumir más magnesio, con el consiguiente déficit de este mineral. Por eso conviene incluir en la dieta una gran cantidad de frutas y verduras (al menos cinco piezas al día). También de frutos secos (higos especialmente), que son muy ricos en magnesio, tan esencial en la nutrición como elemento que ayuda a relajarnos. Deben tener más protagonismo los alimentos de cultivo ecológico ricos en magnesio, como las legumbres (incluida la soja), cereales integrales (por ejemplo, copos de avena), y verduras como brécol, espinacas, guisantes, acelga, fruta seca. También podemos suplementar con magnesio (carbonato o sulfato de magnesio, especialmente), hasta 2 gramos diarios (normalmente en forma de comprimidos, uno o dos al día).

PLANTAS MEDICINALES DE EFECTO SEDANTE

Espino albar: las flores son un remedio magnífico, ya que su infusión ayuda a bajar la tensión arterial evitando las palpitaciones. Ponemos 2 o 3 cucharaditas por taza y las dejamos en infusión tres o cuatro minutos antes de filtrar.

Valeriana: se utiliza su raíz, en infusión larga, o bien en comprimidos o cápsulas que no hacen sentir su fétido olor; el sabor, sin embargo, no es tan desagradable. Si la tomamos en forma de comprimidos o cápsulas, podemos tomar dos, hasta 3 o 4 veces al día como tratamiento de ataque. Junto con la melatonina ayuda además a dormir mejor, y de día no tiene por qué dar somnolencia.

Amapola de California: los alcaloides de esta amapola aparecen en alta concentración en sus pétalos y tallo y tienen propiedades sedantes. Es cada vez más utilizada en caso de insomnio, ansiedad, depresión, nerviosismo, etc.

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Candela Hernández

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