Por este motivo, no debemos prestar atención al intestino únicamente cuando tenemos problemas digestivos, sino hemos de estudiar a fondo el intestino y el conjunto de las bacterias que habitan en él para descubrir lo que pasa en personas con sobrepeso, obesidad, enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, desequilibrios hormonales, ansiedad, depresión o infecciones por virus por un sistema inmune bajo.
Se ha visto que existe una comunicación entre el intestino y el cerebro que empieza durante la gestación. Las bacterias de la boca de la madre son las primeras en llegar y crecer en el intestino del feto, de ahí la gran importancia de la buena salud bucal durante e incluso desde antes del embarazo.
Si estás embarazada y te sangran las encías visita a tu periodoncista, pues la alteración de las bacterias de tu boca afectarán negativamente al bebé.
Hay múltiples factores que pueden alterar el equilibrio de nuestra microbiota a lo largo de la vida. Estos son los más importantes:
La alimentación
Los antibióticos y otros fármacos
Los tóxicos ambientales
Las hormonas sexuales
Si tenemos desequilibrios en la microbiota estaremos más predispuestos a sufrir problemas como: ovarios poliquísticos, acné, hirsutismo, colon irritable, estreñimiento, dolor crónico, infecciones, poca respuesta al estrés o enfermedades autoinmunes. Existen diferencias claras entre la microbiota del hombre y de la mujer, que explica por qué los hombres necesitan diferente aporte de calorías y nutrientes.
Consume alimentos sin contaminantes ni aditivos, mejor si son de agricultura ecológica.
Bebe agua filtrada por ósmosis que esté libre de metales, especialmente el arsénico.
Consume cantidades moderadas de grasas y proteína animal como carne roja, embutidos, lácteos y bollería, ya que potencian el crecimiento de bacterias proteolíticas como la E.coli.
Aumenta la ingesta de fibra en general, presente en verduras, hortalizas y frutas. Las dietas vegetarianas han demostrado una mejor eliminación de los estrógenos gracias a una microbiota más equilibrada.
Consume alimentos prebióticos. Un prebiótico es un tipo de ingrediente que no podemos digerir, pero es capaz de alimentar nuestras bacterias.
Además de aportar alimentos buenos para que mejore tu microbiota, debes evitar sustancias que resultan tóxicas para la salud intestinal y provocan desequilibrios.
Algunas recomendaciones: no calentar la comida en el microondas en envases de plástico, no beber agua rellenando una botella de plástico ni dejarla expuesta al sol, pasarte a la cosmética natural y, en la cafetería, mejor tomar el café o la infusión en taza de cerámica o vaso de cristal.
No consumir alcohol de forma habitual ya que altera a la microbiota y provoca sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) y aumenta los estrógenos.
Conseguir una reducción de la grasa abdominal cambiando tu alimentación con ayuda de un profesional y realizando actividad física.
Hasta aquí tienes algunos consejos para poner en práctica, pero no intentes incorporar todas las recomendaciones a la vez, sino hacer cambios progresivos que puedas mantener a largo plazo.
Si necesitas restaurar tu salud o aprender más sobre alimentación consciente y saludable puedo ayudarte y guiarte desde mi consulta presencial en Gran Canaria o con las sesiones online. Puedes rellenar el formulario de contacto sin compromiso o comunicarte por Whatsapp al número 634462927.
Candela Hernández
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